Pequeña del amor, tú no lo sabes,
tú no puedes saberlo todavía,
no me conmueve tu voz
ni el ángel de tu boca fría,
ni tus reacciones de sándalo
en que perfumas y expiras,
ni tu mirada de virgen
crucificada y ardida.
No me conmueve tu angustia
tan bien dicha,
ni tu sollozar callado
y sin salida.
No me conmueven tus gestos
de melancolía,
ni tu anhelar, ni tu espera,
ni la herida
de que me hablas afligida.
Me conmueves toda tú
representando tu vida
con esa pasión tan torpe
y tan limpia,
como el que quiere matarse
para contar: soy suicida.
Hoja que apenas se mueve
ya se siente desprendida:
voy a seguirte queriendo
todo el día.
.
.
j. sabines
October 2006 November 2006 December 2006 January 2007 February 2007 March 2007 April 2007 May 2007 June 2007 July 2007 August 2007 September 2007 October 2007 November 2007 December 2007 January 2008 February 2008 March 2008 April 2008 May 2008 July 2008 September 2008 October 2008 November 2008 December 2008 January 2009 March 2009 May 2009 July 2009 November 2009 December 2009 June 2010